HABLANDO DE PRECIOS
Por José Nicolau, geólogo y gemólogo pionero de los estudios de tasaciones en España y Fundador de AETA
Según el diccionario, precio es valor pecuniario que se atribuye a una cosa. ¿Pero quién fija ese valor? Recuerdo dichos antiguos, oídos a viejos maestros, que encierran una buena dosis de sabiduría castiza: Las cosas valen según en qué manos estén o las cosas no tienen precio, tienen comprador. Son sentencias que merecen ser analizadas detenidamente y no echarlas en saco roto.
Para entrar en materia podemos plantearnos un caso hipotético, o tal vez real: el de usted que , paseando por una céntrica calle, se detienen ante el escaparate de una joyería y se fija en una sortija de oro con diamantes. Le gusta, y el precio que marca la etiqueta, 1500 euros está a su alcance. Entra en el estab lucimiento para examinarla más de cerca y, mientras el joyero la tiene en su mano, alabándole la calidad de las piedras y la excelencia del trabajo artesanal, le asalta una duda razonable. La etiqueta marca 1500 euros y, puesto que el vendedor le inspira confianza ése debe ser su precio justo pero, si usted paga todo su valor. ¿que gana el joyero?. Es un profesional, que mantiene un comercio abierto al público, soportando lógicamente unos gastos y pagando unos impuestos (aparte de emplear su tiempo). Usted le concede, mentalmente, un margen comercial de un 25%, es decir 375 euros piensa que el valor intrínseco de la sortija es, restando el beneficio del joyero, de 1125 euros (las cuentas reales no son así pero sigamos con nuestra historia). Es consciente , en ese momento, de que la sortija tiene precios: uno para el joyero y otro para usted. En otras palabras, sospecha que coste y valor no siempre son sinónimos y que, a veces, las cosas cuestan más de lo que valen.
Después de comprar la sortija siente el deseo irreprimible de mostrarla sin demora, con desbordante satisfacción, a su familia y amistades, no pudiendo evitar traslucir un orgullo muy humano. Y casi siempre, tarde o temprano, alguien le aguará la fiesta sembrando la duda en su mente. El entendido de turno, él o ella, encontrará manchas, carbones, defectos de talla en las piedras, cuando no escaso tamaño o falta de vida y, por supuesto, poca robustez en la montura que, para ese precio, bien podría contener un poco más de oro. Usted sabe de petulantes y envidiosos pero, por tranquilizar su espíritu, decide consultar a otro joyero, La opinión de este nuevo profesional sirve solo para aumentar su confusión, ya que tasa la sortija en 1050 euros, un 30% menos de lo que pagó por ella. Ahora dispone de un tercer precio , el del competidor.
Semanas más tarde se encuentra con un problema económico que requiere solución inmediata, y acude a un compraventa en busca de liquidez. Este ofrece 600 euros, poco más del 40%. Cuarto precio. Con el corazón frío y la cabeza caliente tropieza con alguien que le sugiere que , siendo la necesidad transitoria, lo mejor es empeñar la sortija y recuperarla una vez pasada la mala racha. El valor del empeño resulta ser 375 euros, el 25%. Quinto precio, que acepta como mal menor. El tiempo pasa y sus problemas continuan, por lo que no puede recuperar la alhaja y ésta sale finalmente a subasta pública en 630 euros, precio llamado de salida, sexto precio. Va a presenciarla y comprueba, con asombro que se llevan su querida sortija con una puja de 1290 euros. Séptimo precio.
Este caso imaginario nos ha servido, tomando como hipótesis de trabajo, para vislumbrar la complejidad de algo que en principio parece sencillo: poner precio a un objeto real definido que, sin embargo, aparenta tener el valor fluctuante de un ente inmaterial. Pero no hay, no debe haber lugar para el desánimo ni motivo de pensar que se trate de una tarea imposible. Es solo unproblema, aveces difícil, cuya resolución depende de una formación profesional adecuada. El experto tasador sopesa la calidad y cantidad de los materiales empleados en una joya pero, además, tiene en cuenta otros factores, como pueden ser el trabajo artesanal, el estilo, su valor histórico, el estado de conservación y, por supuesto las circunstancias específicas que motivan una tasación particular y que, en definitiva, conducen al valor final de la tasación.
Valor intrínseco, valor de reposición, valor de seguro, valor de empeño, de compra o de venta (según cual sea el escalón del mercado), son valores pecuniarios distintos que se atribuyen a una misma cosa en razón de los factores concurrentes. El experto tasador no se limita a poner un precio, primero analiza los materiales y las circunstancias y luego emite un informe razonado como soporte de la tasación, justa y justificada, según su buen saber y entender.
Se comprende que el experto tasador debe tener uso conocimientos profundos y diversos, que abarquen las diferentes materias: estudio de los materiales y de los procesos de fabricación, instrumental de análisis, historia de arte, comercio y leyes afines. Me parece interesante que se promueva la formación profesional de expertos tasadores, porque la joyería es un arte noble y joyeros merecen el respecto y la confianza de que han disfrutado tradicionalmente.